Al cierre del ranking de la World Athletic, el pasado domingo, el saltador de largo Arnovis Dalmero Arvilla obtuvo, ahora sí en definitiva, el cupo a los Juegos Olímpicos París 2024, del que había sido despojado hace casi un año. Esta prueba y varias más superadas en su vida, forjaron un carácter que ahora es premiado con su presencia en los Olímpicos.
Por Alberto Galvis Ramírez
Director de la Revista Olímpica y Presidente de la Academia Olímpica Colombiana.
El 13 de agosto de 2023, el atleta samario Arnovis Dalmero Arvilla celebró su clasificación a los Juegos Olímpicos París 2024, luego de alcanzar el título suramericano, en Brasil, con un registro de ocho metros y 29 centímetros, marca nacional, frente a 8.08, del uruguayo Emiliano Lasa y 7.83, del brasileño Lucas Marcelino dos Santos, segundo y tercero, respectivamente.
Con esta actuación, Dalmero lograba el cupo 24 de Colombia a París 2024, para coronar un sueño de varios años en el atletismo, y su clasificación al Mundial de Atletismo al Aire Libre de Budapest, en Hungría, del 19 al 27 de agosto de 2023. Sin embargo, días después, fue despojado de su casilla y del derecho a participar en el Mundial, por competir con unos zapatos que no eran los reconocidos por las autoridades internacionales, aunque, paradójicamente no le daban ventaja alguna, sino, por el contrario, lo perjudicaban.
Aunque había razones para discutir la decisión, Colombia y el propio saltador aceptaron con resignación el fatídico fallo, por dos razones: porque debían acatar las decisiones de las autoridades mundiales y porque creían que aún quedaba tiempo para volver a intentarlo. El respeto y la fe fueron determinantes para acatar el fallo. Ahora dependerían de una posible marca que lograran en el 2023, o del cierre del ranking del atletismo olímpico, previsto para el 30 de junio de 2024, lo que le exigiría participar en una buena cantidad de competencias, que brindarían puntos para ese escalafón, que se cerraba el 30 de junio de 2024, un poco menos de un mes antes del comienzo de los Juegos.
Al final de este periodo selectivo, en el grupo de los 32 primeros del salto largo, del Ranking dela World Athletic, Dalmero se ubicó en la posición 21, para coronar el sueño aplazado durante casi un año.
De salto en salto, hasta la prueba definitiva
Nacido en Ciénaga, Magdalena, legendaria población, considerada patrimonio nacional, ubicada a 35 kilómetros de Santa Marta, ventilada por las brisas que descienden de la Sierra Nevada, empujadas por la magia de los Arhuacos, que se confunden con los soplos marinos del Caribe colombiano, en una zona famosa por su crecimiento sostenido en el banano, que trajo los mayores desarrollos, Dalmero creció en medio de una sociedad pujante y cambiante.
Dalmero Arvilla comenzó en el atletismo a los 13 años, ensayando en diferentes modalidades, en busca de encontrar la que más se pudiera acomodar a sus gustos y condiciones. Empezó en las pruebas de semifondo, luego, en los lanzamientos, para desembocar en los saltos, que resultaron ser las que mejor se adaptaron a su gusto, aunque no tanto a su particular biotipo, especialmente a su estatura.
Con el paso de los años, su entrenador, Martín Suárez, logra orientarlo dentro de los programas de la Escuela de Alto Rendimiento Deportivo, apoyada por la gobernación del Magdalena.
En el año 2016, con 16 de edad, Dalmero, luego de pasar por todos los saltos, incluido el de pértiga, en los tres años siguientes se inclinó por el triple, porque se sentía más cómodo, pero por una lesión y las combinaciones propias de los entrenamientos y las competencias, él y su entrenador percibieron que, a pesar de sus 1,79 metros de estatura, algo baja para un especialista en esta prueba, en el salto largo podría estar su futuro.
Dos actuaciones sucedidas en 2017 reafirmaron sus capacidades para el salto largo: la primera, como parte del equipo colombiano en los Juegos Bolivarianos 2017, celebrados en su patria chica, Santa Marta, en los cuales ocupó el quinto lugar en la final, y la segunda, poco después, en el Tour Continental, en el cual alcanzó la medalla de plata, con 8.07 metros, que se convirtió en marca nacional, resultado que lo disparó hacia un lugar de privilegio, entre los nuevos talentos del atletismo colombiano.
Sin embargo, Dalmero siguió probando en el salto triple, y en el Grand Prix Internacional Caterine Ibargüen, en 2019, ganó la medalla de oro, con 16,23 metros, y el título del Campeonato Suramericano Sub 20, que se celebró en Cali, con 16, 52 metros, distancia que superó tres registros, dos nacionales, en las categorías U20 y U23, y una suramericana, en U20, que superó la marca homologada en 1995 al brasileño Gustavo Lima Pinto, de 16,36 metros, que le permitió la doble clasificación a los Juegos Panamericanos de Lima (Perú) y los Juegos Panamericanos Junior U20 en San José de Costa Rica.
A pesar del éxito que construía paso a paso en el salto triple, una lesión provocada por esta prueba llevó a su entrenador, Martín Suárez, a que se dedicara por completo al salto largo, a partir de 2020, es decir, desde sus 20 años.
Fuerza, potencia y velocidad
Como en todo deporte, hay contexturas físicas que favorecen o que facilitan un poco más el trabajo. En el caso del salto largo, la mayoría de los competidores tienen un promedio de altura de 1,84 m. o más, talla que les permite dar pasos y saltos más grandes de los que puede realizar una persona por debajo de los 1,75 m. Sin embargo, el colombiano, con 1,79 m. de estatura, explica cómo ha logrado tener hoy el récord nacional y la medalla de oro en los Juegos Sudamericanos de Guayaquil 2021: “De los saltadores que hay, soy uno de los más bajos, entonces por biotipo no tengo ventaja. Diría yo que es la fuerza que le impregno a los saltos. Soy muy rápido y al momento de saltar esa fuerza posiblemente es la que me ayuda a rendir muy bien”.
Y así, a punta de trabajo, disciplina, fortaleza, carácter, ambiciones y mucha fe se empoderó del salto largo y logró conquistas tan importantes, como el título de los Juegos Panamericanos De Santiago 2023, frente a los astros cubanos, estadounidenses, mexicanos y brasileños, y el cupo para ser protagonista de sus primeros Juegos Olímpicos París 2024.