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Revista Olímpica

El más alto vuelo del Ángel 

El gimnasta cucuteño Ángel Gabriel Barajas Vives, de 17 años, se convirtió en el más joven medallista olímpico en la historia de Colombia, luego de su presentación en la prueba de barra fija, que hizo llorar de alegría a un país. Esta ha sido la vida de este joven ejemplo de esa juventud colombiana, soñadora, luchadora y disciplinada.

Por Alberto Galvis Ramírez

Director de la Revista Olímpica y Presidente de la Academia Olímpica Colombiana.

En enero pasado, el gimnasta cucuteño Ángel Gabriel Barajas Vivas fue consagrado como la Promesa del Año 2023, en el deporte colombiano, en los Premios Altius del Comité Olímpico. Hasta ese momento, el joven atleta había ganado todo en todas las categorías y era uno de los mejores gimnastas de mayores de nuestro país. Sin embargo, el hecho de tener sólo 17 años, le permitía ser considerado aún como “promesa”, aunque frente a los más altos retos.

Ángel Barajas con la medalla de plata, en París 2024. Foto: Jack Hill.

Seis meses después, Barajas borró de un plumazo -o tal vez de un salto- su condición  de “promesa”, y lo hizo en el más exigente certamen del mundo, los Juegos Olímpicos, para dejar en claro que se trata de un fenómeno de la gimnasia y no de un novato que  tenía sólo la aspiración y el derecho de aprender para su futuro.

Tal vez quien más creía en Ángel Barajas era Ángel Barajas y, con seguridad, su equipo de entrenamiento, liderado por ese forjador de campeones llamado Jairo Ruiz Casas, un hombre con cara de bravo, pero con corazón de niño; con un temperamento fuerte, pero manejado con equilibrio emocional; disciplinado en exceso, pero en la medida justa para lograr la excelencia, sin reclamos ni renuncias, y, sobre todo, un educador comprometido y exigente, pero con el espíritu de quien enseña con vocación y paciencia, para el deporte y para la vida, y enamora de la gimnasia a quienes se atreven y son capaces de seguirle el ritmo.

Cuáles son las características del más joven medallista olímpico de nuestra historia?

Son muchas: pasión, por la gimnasia; obediencia, para acatar las instrucciones; perseverancia, en busca de sus metas; disciplina, para cumplir los planes de entrenamiento; paciencia, para repetir y repetir rutinas; capacidad, para asimilar los ajustes que se van necesitando; mente despejada, para evitar distracciones; sencillez, para no envanecerse con sus resultados, y una impresionante madurez para su edad, representada en tranquilidad, en cualquier escenario y ante cualquier rival, por muy grande que fuere, que rayan en la prepotencia y la arrogancia controladas, no sólo admitidas, sino necesarias en un campeón, porque se traducen en seguridad para resolver cada desafío.

Desde muy pequeño, Ángel veía el programa de TV. ‘Lazy Town’, e imitaba todos los saltos de Spartacus, su personaje.

La herencia de Jossimar

Durante los últimos 13 años, Colombia acompañó a un paisano de Barajas, Jossimar Calvo, en sus consagraciones internacionales y en el sueño de verlo coronado en un podio olímpico.

Jossimar ganó todos los títulos internacionales que disputó en el ciclo olímpico, pero nunca logró una final olímpica. La puja en América era difícil, pero alcanzable para Jossimar, quien había heredado de Jorge Hugo Giraldo el bastón de mando como el número uno de la gimnasia colombiana.

Cuando comenzó en la gimnasia Ángel Barajas, hace 12 años, cuando tenía cinco de edad, Jossimar ya se había consagrado como campeón de Juegos Panamericanos y era la luz que alumbraba a las nuevas generaciones de gimnastas, que aprendían de Jairo Ruiz Casas, en el Coliseo Eustorgio Colmenares, de Cúcuta.

Cuando pasaron esos años de diversión, de juego, de aprendizaje y de confirmación de su vocación por la gimnasia, el pequeño Ángel se convirtió en un atleta infantil de gran proyección y en el centro de las atenciones de Jairo Ruiz, quien destacaba su habilidad y plasticidad naturales, su vocación casi enfermiza y su disposición a aprender, que facilitaron que llegara a la condición más importante exigida por su entrenador, y por los triunfadores: la disciplina, que le exigía unas rutinas algo extenuantes, ocho horas diarias de entrenamiento, que se combinaban con el juego y el buen ambiente que reinaba en la familia de la gimnasia. Paralelo a las ocho horas de entrenamiento diario, Ángel cumplía con sus estudios de bachillerato.

Jossimar Calvo junto a Ángel Barajas, en un entrenamiento.

Desde esos primeros tiempos, Jossimar se acercó a Ángel para arroparlo con su experiencia y sabiduría y para ayudar a convertirlo, tanto en un gimnasta de altos logros, como a heredero y en su construcción personal y deportiva.

“Puede ser mejor que yo”, dijo varias veces Jossimar, al ver los enormes y continuos avances de Ángel, refrendados en títulos infantiles y juveniles, tanto en Colombia, como en el exterior. Hoy, Jossimar sigue a su lado, inclusive como competidor; en la conquista del cupo a Río 2016 por parte de Ángel, en marzo pasado, tuvo una agridulce experiencia: en Doha, durante el cierre del circuito olímpico disfrutó la clasificación a París de su joven amigo y ahijado en el deporte, mientras sufría su propio fracaso en ese intento.  

Ángel Barajas con su más preciado tesoro, su familia.

El comienzo de su consagración

Ángel Barajas conoció desde un palco, qué eran los Juegos Olímpicos, porque fue invitado a Tokio 2020, por la firma Oster, que lo escogió con otros atletas, para llevarlo al soñado certamen ecuménico del deporte colombiano. Al regreso confesó que su experiencia en Tokio fue maravillosa, pero la vivió desde su condición de joven espectador y de joven aspirante. Agregó que cada vez que vio a alguno de los monstruos de la gimnasia del mundo hacer sus movimientos sintió que era él quien estaba ahí y decidió que no solamente lucharía por estar en unos Juegos Olímpicos, sino que quería ganar una medalla.

En el año 2022 alcanzó su primera gran consagración internacional, en los Juegos Sudamericanos de la Juventud de Rosario 2022, al sumar siete oros en el torneo de gimnasia, que lo convirtió en la figura del certamen. Barajas obtuvo los títulos en equipos, piso,  caballo con arzones, barra fija, barras paralelas y salto de potro, para constituirse en la figura colombiana y también del certamen, porque ganó siete de las ocho pruebas en las cuales fue inscrito.

En el año 2023 siguió su línea triunfadora, al lograr dos medallas de oro, una de plata y una de bronce, en el Campeonato Mundial Juvenil de Antalia, Turquía, resultado que confirmó su condición de gran promesa de este deporte en el mundo.

El año de Ángel terminó con su  participación en los Juegos Nacionales del Eje Cafetero, en los que sorprendió a los mayores y se quedó con los oros de barra fija y general por equipos, así como los bronces en suelo, anillas y salto.

El héroe de París

Para llegar a París, Ángel Barajas, clasificó en Doha, Catar, en marzo pasado, al final de cuatro copas mundo.

A París viajó con la discreción de un aprendiz, pero con la secreta actitud de un aspirante a medalla, sustentada en una seria preparación y en unos resultados comparables con los de los mejores gimnastas del mundo, que estarían en la prueba de barra fija, en los Olímpicos.  Y esa combinación -de perfil bajo y de seguridad alta- le permitió cumplir con ese sueño, para el cual estaba debidamente preparado, para romper la historia de la gimnasia, como lo logró.

Primera recompensa: el afecto de los cucuteños. Foto: Qué pasa.