Cuando hablamos de “Olimpismo” nos transportamos en el tiempo al valle de Olimpia donde nacieron los Juegos Olímpicos antiguos y allí sobre el Estadio Olímpico se revelaron los grandes héroes que, con su fortaleza física, su espíritu humano y su confianza en el Dios Zeus, marcaron una huella en la historia de la humanidad.
Por Clemencia Anaya Maya
Vicepresidenta Academia Olímpica Colombiana
¡Bienvenido el año Pre-Olímpico! Este es uno de los años más emocionantes del Movimiento Olímpico, y para algunos, en especial para los atletas, hombres y mujeres que se preparan para la gran fiesta cuatrienal del deporte es definitivo.
A lo largo de este año tendremos las noticias alegres y nostálgicas de aquellos que clasificarán a París 2024 y de quienes, lamentablemente, tendrán que esperar por cuatro años más…
El Movimiento Olímpico y la filosofía del olimpismo continuarán este año trabajando a diario, como las piedras angulares del Comité Olímpico Internacional, y dada la condición de año preolímpico serán muchas las tareas a desarrollar para demostrar su capacidad de servir como una fuerza importante en beneficio de la humanidad y en busca de un mundo mejor y más pacífico.
Por lo anterior hemos decidido que la palabra a estudiar en esta primera publicación de 2023 es Olimpismo. Para mí es el vocablo que me comprometió hasta el último de mis días a entregar lo mejor de mí en todos los aspectos de mi vida.

Olimpismo
Olimpismo no es simplemente una palabra. Para encontrar su profundo significado debemos remitirnos tres mil años atrás al Helenismo, cuyo término traducido a nuestros días significa “hablar griego” o “actuar como griego”, y ello va ligado a la fuerza del lenguaje y a su importancia al transmitir valores, ideas y comportamientos de una cultura ancestral que se expandió por todos los territorios conquistados bajo el liderazgo de Alejandro Magno.
Aprender el griego significó para los pueblos dominados por este extraordinario líder, la oportunidad de conocer acerca de las reflexiones de Aristóteles, Platón y demás filósofos de la época, así como de los poetas y escritores helénicos que hicieron trascender los ideales griegos.
Cuando hablamos de Olimpismo nos transportamos en el tiempo al valle de Olimpia donde nacieron los Juegos Olímpicos antiguos y allí sobre el Estadio Olímpico se revelaron los grandes héroes que, con su fortaleza física, su espíritu humano y su confianza en el Dios Zeus, marcaron una huella en la historia de la humanidad.
Para nuestro caso el ”actuar como griego” conlleva no solo el hablar el idioma, sino el actuar y pensar como ellos. Leyendo textos escritos por Coubertin no me queda duda de la influencia del helenismo en su concepto de Olimpismo. Para ello es indispensable reconocer el valor de la virtud, que hizo parte de los atletas que combatieron sobre la arena de Olimpia. Todos ellos, a través de su formación revelaron la grandeza de la fortaleza, la templanza, la prudencia y la justicia como elementos que distinguieron su conducta al competir en los Festivales Olimpicos y establecieron una pauta de comportamiento transmitida de generación en generación.
Podemos decir que tras la celebración de estos festivales olímpicos, desde el año 766 a.C. y hasta el 394 d.C. la filosofía del Olimpismo elevó el espíritu olímpico de la cultura helénica a la máxima representación del helenismo en la forma atlética.
De allí la magia que cautivó a Pierre de Coubertin y le motivó a rescatar el helenismo para los Juegos Olimpicos modernos e integrarlo al concepto de Olimpismo en nuestros tiempos. El concepto de ética, la característica metódica de su organización y la búsqueda de la felicidad al alcanzar la victoria se van entrelazando en sus raíces. Coubertin nos habla de la importancia que tiene el concepto de olimpismo, aprendido desde el ejemplo y la práctica y nos insta a vivir los valores olímpicos para fortalecer nuestra idea de Olimpismo.
En otras palabras, el Olimpismo, al ser considerado como una filosofía de vida, nos invita a incorporarle en todos los momentos y situaciones de nuestra existencia, combinando la práctica de las distintas disciplinas deportivas, con el arte, la cultura, la educación y la sostenibilidad (que se identifican hoy como las cuatro dimensiones del Olimpismo).
Tenemos entonces que Olimpismo es una escuela de pensamiento que se fortalece a través de la reflexión sobre la conducta de ese ser humano que da lo mejor de sí, para llegar al podio en la máxima fiesta cuatrienal que existe sobre la tierra, pero que puede ser adoptado igualmente, guardadas proporciones, por cualquiera que se acerque al deporte a través de las ciencias aplicadas al deporte, la educación, las artes y la sostenibilidad. Eso significa que quien practica y conoce el Olimpismo es un ser humano ejemplar y respetuoso, que se esfuerza todos los días por ser mejor, por ser solidario, trabajar en equipo y que con humildad acepta igualmente el triunfo y la derrota, pero tiene claro en su vida que compite con adversarios y no con enemigos.
Al considerar este concepto del olimpismo podemos concluir que esta escuela de pensamiento de la cual hablamos busca formar un ser humano íntegro y equilibrado, para vivir apoyando la construcción de un mundo pacífico, en el que la ética, el respeto, el juego limpio, la transparencia, la honestidad, la fortaleza, la prudencia, la justicia y la templanza hacen una simbiosis entre valores y virtudes, y encarnan la perfección del ser humano.
Norman Müller (2004), el pragmático educador del olimpismo moderno, nos recuerda las ideas de Coubertin que evolucionaron a principios del siglo XX: “El concepto de desarrollo armónico de todo ser humano, la idea de luchar por la perfección humana a través de la alta competencia, el concepto de paz y amistad entre los países, que se refleja en el respeto y la tolerancia en las relaciones de los países participantes de los Juegos Olimpicos, y ese sentimiento de libertad y alegría inherente al deporte olímpico
Es que el Olimpismo trasciende la arena olímpica y llega a todos los rincones, para dar alegría, motivación y ejemplo a las nuevas generaciones. Si los profesores de educación física tuviesen cada vez mas claro este concepto del que hablamos hoy estarían de acuerdo con que el deporte, cuando se practica con el espíritu de los ideales olímpicos, le aporta al estudiante una experiencia con la moral, que le da sentido a su práctica para la vida.
Todo cuanto hacemos como profesores tiene una implicación moral y ética, y el Olimpismo es un instrumento que puede ser utilizado como eje transversal en la formación de niños, niñas y jóvenes, para romper las barreras del aburrimiento y monotonía escolar, motivando el uso de la imaginación, relacionando el deporte con la cultura, la educación y la sostenibilidad. El olimpismo de hoy es una poderosa herramienta educativa. No se trata únicamente de enseñar a jugar baloncesto, volibol o tenis. En 1917 Coubertin afirma: “el Olimpismo combina como un halo, todos aquellos principios que contribuyen a la mejora de la humanidad”, y la idea la completó al redactar su definición en la Carta Olímpica, que conocemos hoy como “una filosofía de vida que exalta y combina en un conjunto armónico, las cualidades del cuerpo, la voluntad y el espíritu. Al asociar el deporte con la cultura y la formación, el Olimpismo se propone crear un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo, la responsabilidad, la responsabilidad social y el respeto por los principios éticos fundamentales universales”.
Estoy segura que docentes de todas las áreas de la educación primaria y básica de nuestro país, al conocer el Olimpismo, sus raíces culturales y su fortaleza educativa podrían hacer un trabajo excepcional de transformación de sus educandos, a través del Proyecto Educativo Institucional y/o a través de la incorporación de la Cátedra de Olimpismo en el sector universitario. La invitación a la reflexión sobre este tema la baso en los principios fundamentales del Olimpismo que nos legó igualmente Coubertín y que han sido ligeramente modificados a favor de la humanidad a lo largo del siglo XX y XXI:
Principios fundamentales del Olimpismo
1. El Olimpismo es una filosofía de vida, que exalta y combina en un conjunto armónico las cualidades del cuerpo, la voluntad y el espíritu. Al asociar el deporte con la cultura y la educación, el Olimpismo se propone crear un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo, la responsabilidad social y el respeto por los principios éticos fundamentales universales.
2. El objetivo del Olimpismo es poner siempre el deporte al servicio del desarrollo armónico del ser humano, con el fin de favorecer el establecimiento de una sociedad pacífica y comprometida con el mantenimiento de la dignidad humana.
3. El Movimiento Olímpico es la acción concertada, organizada, universal y permanente ejercida bajo la autoridad suprema del COI sobre todas las personas y entidades inspiradas por los valores del Olimpismo. Se extiende a los cinco continentes y alcanza su punto culminante en la reunión de los atletas del mundo en el gran festival del deporte que son los Juegos Olímpicos. Su símbolo está constituido por los cinco anillos entrelazados.
4. La práctica deportiva es un derecho humano. Toda persona debe tener la posibilidad de practicar deporte sin discriminación de ningún tipo y dentro del espíritu olímpico, que exige comprensión mutua, espíritu de amistad, solidaridad y juego limpio.
5. Como el deporte es una actividad que forma parte de la sociedad, las organizaciones deportivas en el seno del Movimiento Olímpico deben aplicar el principio de neutralidad política. Tendrán los derechos y obligaciones de autonomía, que consisten en controlar y establecer libremente las normas del deporte, determinar la estructura y gobernanza de sus organizaciones, disfrutar del derecho a elecciones libres de toda influencia externa y la responsabilidad de garantizar la aplicación de los principios de buena gobernanza.
6. El disfrute de los derechos y libertades establecidos en esta Carta Olímpica debe garantizarse sin ningún tipo de discriminación, ya sea por raza, color, sexo, orientación sexual, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, riqueza, nacimiento u otra condición.
7. La pertenencia al Movimiento Olímpico exige ajustarse a la Carta Olímpica y contar con el reconocimiento del COI.
Aprovechemos este año preolímpico para dar a conocer esta filosofía única y excepcional que a partir de la practica atlética (cualquiera que sea la disciplina del deporte de predilección) y utilizando a la par el análisis y la reflexión sobre la mejor forma de comportarse fuera y dentro del campo deportivo, observando y respetando a los demás y al entorno que nos rodea, contribuye a mejorar las relaciones de respeto, tolerancia y transparencia que la sociedad contemporánea reclama en todos los ámbitos de la vida del ser humano.
Finalmente les recuerdo, el Olimpismo es una filosofía activa, en movimiento y muy estimulante, creada con base en fuertes raíces del helenismo y la cultura que represento para los atletas que competían sobre la arena de Olimpia, no es una teoría para memorizar y repetir sin reflexión. Es un estilo de vida que debemos irradiar en todo sentido y a todo nivel.
Bibliografía
Müller, Norbert. (2004). Educación olímpica: lección universitaria olímpica. Barcelona: Centre d’Estudis Olímpics UAB. Cátedra Internacional de Olimpismo (CIO-UAB). Consultado el 13 de diciembre del 2022 de: http://olympicstudies.uab.es/lectures/web/pdf/spa_muller.pdf
Carta Olímpica 2021. Comité Olímpico Internacional
185.1 A717e Aristóteles, 384-322 a. J. C. Ética a Nicómaco [recurso electrónico] / Aristóteles