Categorías
Revista Olímpica

Carolina Velásquez, el triatlón colombiano, presente en París 2024

La actual referente de triatlón colombiano, Carolina Velásquez, es la más reciente atleta colombiana clasificada a los Juegos Olímpicos de París. Su carrera deportiva la comenzó en la natación, porque quería, simplemente aprender a nadar, pero pronto se convirtió en figura y acogió el triatlón como su deporte. Estuvo presente en los Juegos Olímpicos de la Juventud Nanjing 2014 y ahora coronó el sueño grande.

Por Filiberto Rojas Ferro
Director de Comunicaciones del Comité Olímpico Colombiano

Nació en Marinilla, se formó en natación, encontró el triatlón antes de terminar el colegio, fue a Juegos Olímpicos de la Juventud, se retiró para estudiar y hoy, ya profesional, regresó al alto rendimiento para escribir las páginas más grandes del triatlón colombiano, en una aventura diferente, digna de nuestros grandes atletas colombianos.

Cuando la mayoría de los atletas afirman que el estudio puede esperar y que la prioridad es el deporte, Carolina obedeció a don Wilman, lo hizo de una manera diferente, priorizó el estudio para hoy vivir, a los 26 años, su mejor momento deportivo, con el título profesional en psicología de la Universidad Católica de Oriente. 

Esta es la historia de la mejor triatleta que tiene Colombia.

Todo comenzó durante unas vacaciones en la costa Caribe colombiana, cuando conoció el mar en familia, Carolina, de seis años, veía que todos se metían al agua, sus padres Wilman y Nancy, sus hermanas Cindy y Nataly, y ella no sabía nadar. Todos disfrutaron, pero a la más pequeña de la familia le tocó la orilla, así que cuando regresó le pidió a doña Nancy, su madre, que la inscribiera en natación, pensando en poder nadar en familia en el próximo viaje al mar.

Con esa idea, Carolina ingresó al Grupo Formativo de Inderma, en Marinilla, Antioquia, su pueblo natal, para recibir clases de iniciación deportiva; luego avanzó a grupos de semilleros de natación, que fue el deporte base del inicio, pero con la natación nunca trascendió las fronteras de Marinilla.

Varias veces se ganó la ficha de la Federación Colombiana de Natación para entrenar y competir en Medellín, pero para don Wilman y doña Nancy era complejo llevarla hasta allá; por eso nunca fue a la capital antioqueña a entrenar. 

Bajo la orientación de Francisco Pacho Vélez, en el Club Nativos Marinilla, Carolina se especializó en las pruebas de espalda y mariposa, compitió en los Juegos Intercolegiados, en los que siempre llegó hasta la fase departamental y en una ocasión clasificó a la fase nacional, pero al final no quedó en la nómina definitiva. Se había esforzado mucho, era un objetivo grande y al final fue una decepción. Decidió decir “no más natación”, porque sentía que había entregado mucho y no tenía más por luchar.

El triatlón

Pero lo siguió intentando. Era muy competitiva en la natación y siempre quería ganar. Al inicio de cada año se sometía al Test de Cooper y le iba muy bien en atletismo, aunque no le gustaba. En la Normal Superior de Marinilla, Carolina tenía unos amigos que entrenaban triatlón y siempre la invitaron, pero ella no aceptaba. Hasta que un día aceptó ir a un evento en el Lago Calima, en el Valle del Cauca.

Fue Gléiner Montoya quien la invitó, pero Wilman, el padre de Carolina, era un poco sobreprotector, y no la dejaba salir a competir si no era en compañía de Nancy, su mamá, a quien justo para esa invitación operaban el día del viaje. Su papá, casi no la deja ir, pero con el permiso de la mamá se fue a una nueva experiencia, sin entrenar ciclismo, con pocos kilómetros de atletismo y muy motivada por la natación.

Y en Calima le fue muy bien en natación, que era lo de ella. En la bici le fue mal, porque nunca entrenó y compitió con una bicicleta prestada; la pasaron todos a los que le había sacado ventaja en natación; ella misma recuerda que “parecía una moto parqueada”. Pero corriendo le fue super bien, remontó, pasó a todas las chicas y ganó. Sí, en el primer día de triatlón logró mucho más que en todos los años de natación.

Cuando regresó a casa, no lo podía creer y, sin mucha orientación técnica, sin bicicleta, pero con mucha motivación, emprendió el camino del triatlón. Semanas después se celebró en Marinilla un evento clasificatorio para ir a un Preolímpico en México, la fase previa a los Juegos Olímpicos de la Juventud de Nanjing, en China. Carolina no comprendía muy bien, pero se apuntó. Las pruebas eran por separado y por marcas. Hizo la marca B, en natación y la marca A, en atletismo, registros que le bastaron para integrar su primera Selección Colombia.

vez,
Carolina Velásquez, con 16 años, en los Juegos Olímpicos de la Juventud Nanjing, China, 2014.

En Nanjing 2024

Bajo la orientación del entrenador José Said Bustamante, Carolina viajó a México junto con Eduardo Londoño, Nataly Arcila y Juan José Giraldo, sin tener claro todavía el objetivo del evento. Fue su primera salida internacional, su primera vez en un avión, con poco entrenamiento estructurado, sólo con las ganas de darlo todo en la competencia.

Estando en México todavía no dimensionaba la magnitud de la competencia, porque ni siquiera tenía un año completo en triatlón y no conocía muchos detalles del deporte. Fue toda una sorpresa para ella, cuando en la carrera internacional finalizo sexta y logró el cupo para los Juegos Olímpicos de la Juventud, de Nanjing, China 2014.

Pensó que tal vez no la llevarían; sólo cuando estaba en el avión rumbo a China entendió la magnitud de un evento increíble, que recuerda por su impecable organización, por compartir en la villa con atletas colombianos como Andrea Escobar (BMX), Briggite Carabalí (judo), Andrés Felipe Martínez (gimnasia) y en la competencia terminó en la casilla 25.

Carolina Velásquez acompañada de su entrenador desde entonces, durante su participación hace 10 años, en los II Juegos Olímpicos de la Juventud Nanjing 2014.

“Nanjing fue una de las mejores experiencias de mi vida. Vivir esos Olímpicos fue increíble. Yo no sabía para dónde iba ni qué había logrado, porque era muy nueva en el triatlón. No dimensionaba lo que era”, reconoce Carolina. 

Retiro anticipado

Cuando parecía que el triatlón iba a ser su vida, luego de ganar bronce en relevos con Antioquia en los Juegos Nacionales del 2015, en Prado (Tolima), cuando todo apuntaba a que el deporte de alto rendimiento se quedaba con Carolina, quien ya tenía experiencia olímpica, había ganado varios eventos y estructurados sus entrenamientos, con bicicleta donada por la Liga de Triatlón de Antioquia, llegó una decisión no esperada, diferente a los demás talentosos del deporte.

Carolina decidió dejar a un lado el deporte, para obedecer a su padre y dedicarse a los estudios. Se matriculó en la Universidad Católica de Oriente, para estudiar psicología, que combinaba con el trabajo de instructora de natación, para tener los ingresos necesarios para el día a día en la universidad.

El deporte de alto rendimiento ya no estaba en ella. Nadaba por mantener un estado físico aceptable y a veces salía a montar bici con unos amigos, pero más por el parche de disfrutar, de tener un espacio competitivo al subir a la Unión, junto con José Sáenz, Juan José Arias, Fernando Giraldo y quien hoy es su novio, Juan José Giraldo.

Competía en algunos eventos para seguir activa, asistía a carreras aficionadas y siempre intentó sostener un rendimiento base, porque su competitividad y pasión por el deporte no la dejaba abandonar totalmente la actividad física, mientras se seguía apasionando por la psicología, que en buena medida podía aplicar al deporte.

Fueron casi cinco años lejos del alto rendimiento. Cuando parecía que la psicología era su vida, recibió una llamada inesperada, un mensaje que le regresó la motivación deportiva para volver a intentarlo, para volver a probar con el triatlón un camino que ya parecía acabado.

José Said Bustamante, el entrenador con el que estuvo en Nanjing, la llamó  finales de 2019 para hacerle una propuesta: “Quieres integrar el proyecto de Caldas para los Juegos Nacionales del Eje Cafetero. Vamos a ser locales y queremos integrar un equipo fuerte con Mayra Vargas”.

Le faltaba poco más de un año para graduarse. Todavía tenía clases presenciales, pero era una oportunidad muy buena, para volver a la competencia, para regresar a nadar, montar bici y correr. Carolina no dudó; decidió irse para Manizales a vivir en 2020 y viajar cuando fuera necesario, para terminar los estudios. 

Sin embargo, ese año llegó la pandemia de la Covid-19, y a pesar de todo lo vivido en el mundo, algo bueno llegó para Carolina: clases virtuales desde Marinilla; entrenamiento en casa, dirigido desde Manizales, y el regreso competitivo, con Caldas y, por qué no, con Colombia como lo hizo en Nanjing 2014, pero a los Juegos Olímpicos de mayores.

Luego de la pandemia, con el regreso a los eventos, Carolina fue de a poco, sumando kilómetros, acoplándose de nuevo a entrenamientos ya mucho más estructurados, aplicando sus conocimientos psicológicos al deporte, dejándose guiar por José Said y por la experiencia de Mayra, en un equipo de primer nivel, que había sido conformado para ganar.

Llegó el Campeonato Nacional del 2022 en su nueva casa, en Chinchiná, en donde se inició el camino ganador, porque el primer lugar y la medalla de oro le dieron la vinculación a la Federación Colombiana de Triatlón para asistir con la Selección Colombia a la Copa Mundo de México, el primer escenario mundial de alto nivel al que se enfrentaba Carolina, en esta nueva etapa.

Todos le decían que muchos éxitos y que tranquila, porque la exigencia iba a ser muy alta. Carolina reconoce que se alcanzó a asustar, porque el ambiente era a otro nivel. Sin embargo se mentalizó, aplicó varios conocimientos propios de la psicología y se lanzó a la competencia. Al final, una bomba para Colombia: Carolina terminó en el noveno lugar. La niña de los Juegos Olímpicos de la Juventud estaba de regreso; nadie lo creía; fue sorpresa tener a una colombiana entre las 10 mejores de una Copa Mundo.

La número uno de la historia

Ser tan rápido la mejor del país fue un choque, porque en muy poco tiempo logró muchos resultados internacionales. Claro, no fue gratis, porque trabajaron muy fuerte para lograr esos resultados y llegar a ese nivel, porque desde esa Copa Mundo, Carolina empezó a ganar copas panamericanas en Manta, La Guaira, La Habana y Chinchiná. Muchas cosas fueron sorpresa, porque el triatlón colombiano no esperaba que llegara tan rápido.

“Ha sido un proceso muy bonito, que me llenó de satisfacción, de motivación, que me sirvió para esforzarme más, porque en 2022 hubo muy buenos resultados, fue volver a vivir el triatlón, el despertar de que estuve retirada mucho tiempo y volver de esta forma fue increíble. Sólo pensaba que valió la pena irme a Manizales y confiar en mi entrenador”, admite Carolina.

Ya siendo profesional en psicología, Carolina reconoce que “la pausa fue necesaria. Todo pasa por alguna razón. En ese entonces no tenía la madurez ni física, ni psicológica para asumir los compromisos del alto rendimiento. Fue un espacio importante y mental para asumir los retos de una mejor forma. Agradezco que fue de esta forma, porque terminé mi carrera, algo importante para mi padre, prioricé mis estudios, para ahora estar tranquila y dedicarme a ser atleta de verdad”.

Y de qué manera lo está haciendo, porque ese noveno lugar en México fue sólo el inicio, ya que en la Copa Mundo de Viña del Mar, Chile, logró la primera medalla de Colombia en la historia de las copas mundo, un bronce soñado, con una historia digna de grandes atletas, de deportistas nacidos para ganar, para estar en lo más alto.

“Lo recuerdo con mucha felicidad. Fue uno de los días más felices de mi vida”, asegura Carolina, pues 15 días antes, en Uruguay, terminó sexta en un Panamericano, un resultado increíble, también muy bueno, que le dio muchos puntos, pero sufrió unas laceraciones en los pies, unas ampollas que le impidieron trotar durante los 15 días previos a Viña.

No podía trotar, le dolía nadar y le costaba montar en la bici. Tuvo que vivir una batalla mental antes de una Copa Mundo, pero decidió estar tranquila y asumir el reto, con calma, esperando que los pies estuvieran bien. Sólo pudo correr ese día, en un nivel muy fuerte, pero ese día fue increíble. Cuando cruzó la meta, apenas digería lo que estaba pasando. Lloró mucho, porque confirmaba que los sueños sí se cumplen, que era posible ponerse objetivos y lograrlos. 

Luego de las copas panamericanas y las mundo, están las series mundiales; esa es la línea de ascenso en el triatlón. Carolina ya dominaba las panamericanas y daba la pelea en las mundo, eventos en los que sumó los puntos que la llevaron en 2022 a la primera Serie Mundial, en Canadá, una semana antes de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador.

Sin embargo, el debut de la Serie Mundial también fue digna de grandes, de resilientes, de colombianos hechos a pulso.

Fue en un mes muy fuerte, con problemas en los viajes. Primero, en Guatulco perdió la maleta de la ropa, y en Canadá, una semana después, no le llegó la bicicleta, para afrontar la Serie Mundial, que tenía un nivel muy alto, con atletas olímpicos, es un ambiente muy élite, profesional. La bici le llegó un día antes de la carrera. 

En Canadá entrenó en rodillos, con una bici prestada. También había tenido líos con el visado de Canadá. Por eso, en la noche antes de la carrera, se reunió con su psicólogo de manera virtual y lloró mientras le contaba los  problemas extradeportivos que había tenido. Pero esa charla le sirvió muchísimo.

Al otro día compitió. Tenía mucha ansiedad, pero ansiedad de competitividad. Era emoción de estar a ese nivel. Nadó muy bien, hizo un circuito de bici muy estratégico, recuperó un poco y se unió para el atletismo en un lote de unas 25 atletas muy fuertes, para terminar entre las 10 mejores, hasta ahora, el mejor resultado de su carrera deportiva. 

Una semana después, le dio a Colombia el primer oro de la historia en el triatlón de los Juegos Centroamericanos y del Caribe en San Salvador. Ya había ganado tres oros en los Juegos Bolivarianos de Valledupar y una de plata en los Juegos Suramericanos de Asunción.

Por delante estaban los Juegos Panamericanos de Santiago, y de nuevo la historia fue gloriosa. Llegó al mismo circuito de Viña del Mar en el que ganó el bronce de la Copa Mundo, pero para la distancia olímpica, y luego de hacer un bloque de entrenamientos en Europa, descansó mes y medio de preparación, se preparó fuerte, quería ir a disputarlo, el nivel era altísimo y cuando llegó a Chile se enfermó, un resfriado que pasó rápido, pero generó nervios, tuvo muy buenas sensaciones en la carrera en la que terminó segunda, a 20 segundos del oro. Otro podio para la historia.

París 2024

Este ciclo olímpico ha sido único. Es la única triatleta colombiana de la historia que se ha subido al podio de todos los eventos: Bolivarianos, Suramericanos, Centroamericanos y Panamericanos, con los Juegos Olímpicos por delante y ya una experiencia similar, pues Carolina se ganó con creces el derecho a participar este año en el Test Event París 2024.

La organización de los Juegos Olímpicos realizó un evento de prueba donde va a ser la competencia de París 2024 y Carolina estuvo allí, entre las mejores del planeta, un encuentro inolvidable, con un nivel durísimo, el más alto al que se he llegado a enfrentar. En el agua tuvo dificultades con la corriente. Estuvo a 10 segundos de conectar al segundo lote. Terminó 39. “Esa carrera fue épica y creo que así serán los Juegos Olímpicos”, dice Carolina.

“Nunca me imaginé todo esto. Soñé con volver en buen estado físico a Nacionales, pero dimensionar carreras internacionales era difícil, por el apoyo económico. Sabía que era difícil, hasta que todo empezó a fluir como una bola de nieve, en la que todo se fue dando. Hoy siento mucho respaldo del deporte. Es diferente cuando se tienen buenos resultados”, asegura Carolina, quien cerró el año con el objetivo que la trajo de vuelta: los Juegos Nacionales.

Se sintió muy bien. Era el último objetivo del año. Había trabajado muy fuerte para tener estos resultados. Lo disfrutó mucho y la obtención de dos medallas de oro fue la mejor forma de devolver la confianza que Caldas le dio, ahora con la mente puesta en París 2024, con un arduo camino por delante, cinco meses para que se cierre la clasificación, tiempo en el que debe seguir afianzando la posición en el ranking, para ratificar que el retorno de Carolina Velásquez ha sido una aventura diferente.