Su habilidad matemática, combinada con su éxito en el deporte, revelan la versatilidad y el potencial excepcional de este talentoso judoca vallecaucano, quien aspira en los próximos años, a expandir el judo en Colombia, compartir sus conocimientos y convertirse en entrenador.
Por Juan Sebastián Gómez Salinas
Periodista del Comité Olímpico Colombiano
Francisco José Balanta Ahumada nació en Jamundí, Valle del Cauca, en 1988. Es un atleta colombiano que ha dejado una destacada huella en el mundo del judo. Su trayectoria deportiva está marcada por logros significativos, perseverancia y el apoyo inquebrantable de su familia y entrenadores.
Desde sus primeros años, Francisco mostró interés en el judo, al comenzar su práctica en 2005, como una actividad lúdica, bajo la tutela de su entrenador Ruperto Guauña. A pesar de los desafíos económicos que enfrentaba su familia, Francisco persistió en su amor por el judo, superando obstáculos financieros y lesiones en su camino hacia la excelencia.
En el ámbito laboral de su padre surgió una oportunidad única, cuando el jefe decidió cubrir la mensualidad del judo para los hijos de los empleados, incluido Francisco, con aproximadamente 5.000 pesos colombianos. Inicialmente, alrededor de 30 niños, entusiasmados, se sumaron a esta iniciativa que parecía un juego, pero que subrayaba la importancia de aprender a caer, una habilidad crucial en la práctica del judo.

A medida que avanzaba en su entrenamiento, Francisco descubrió que el judo no sólo se trataba de caídas, sino de dominar técnicas fundamentales. La clave del éxito en esta disciplina radicaba en el gusto y la comprensión profunda de sus principios. Sin embargo, el curso de su vida dio un giro cuando se enamoró, lo que generó nuevos gastos, como los uniformes, entre otros. Con estos cambios, Francisco tomó la difícil decisión de alejarse de este deporte y explorar otras pasiones como el fútbol y participar activamente en diversas actividades en la casa de la cultura. Este capítulo ilustra la capacidad de adaptación y la búsqueda constante de nuevas experiencias en la vida de Francisco Balanta.
Guarda con cariño el recuerdo de su primera experiencia internacional. Este hito fue posible gracias al respaldo otorgado por la Alcaldía de Jamundí, que cubrió los costos del boleto aéreo para su participación en un torneo en Uruguay. Sin embargo, la travesía hacia el éxito estuvo marcada por desafíos financieros adicionales, llevándolo a endeudarse para hacer frente a los gastos relacionados con diversos torneos a futuro.

En ese viaje inaugural a Uruguay, en el 2010, Francisco no solo se aventuró por primera vez en un avión de larga distancia, sino que también tuvo la oportunidad de representar a su país en una competición internacional. Con talento logró consagrarse campeón de la copa y obtener la medalla de bronce en su categoría, marcando así, lo que él consideraba, el inicio de una serie de éxitos en su carrera. Para Balanta, esa experiencia no sólo representó la conquista de victorias deportivas, sino también el cimiento de algunas de las mejores vivencias de su vida.
En 2012, la medalla de bronce obtenida por Yuri Alvear en los Juegos Olímpicos de Londres inspiró a Francisco a competir a nivel nacional. A pesar de enfrentar lesiones y dificultades financieras logró destacarse en competiciones nacionales e internacionales, obteniendo medallas y representando a Colombia en eventos importantes como los Juegos Bolivarianos, Suramericanos, Centroamericanos y del Caribe, así como en los Juegos Panamericanos.
La determinación de Francisco se vio nuevamente probada, cuando una lesión de tibia amenazó con obstaculizar su carrera. A pesar de las adversidades se recuperó con terapias en la piscina y ajustes técnicos, y demostró su fuerza mental y física; aún así perdió la oportunidad de participar en diferentes eventos a los que tenía planeado asistir.
El apoyo de sus padres fue fundamental; incluso se endeudaron para respaldar su participación en torneos internacionales. Francisco, agradecido por este sacrificio, se destacó tanto en el ámbito académico como en el deportivo, al ganar las olimpiadas matemáticas y asegurar su entrada a la universidad mediante una beca.

Emergió como un destacado estudiante desde temprana edad, brillando especialmente en el ámbito de las matemáticas. Al culminar la educación básica primaria se destacó como el mejor en las Pruebas Saber, al lograr una puntuación sobresaliente en esta disciplina. Con el fin de asegurar su acceso a la educación universitaria, sus padres comenzaron a explorar vías para respaldar sus estudios, conscientes de la importancia de cultivar el intelecto, en paralelo a sus habilidades deportivas. Desde su infancia, Francisco demostró un talento innato para las operaciones matemáticas, al ganar varias olimpiadas en esta materia durante su tiempo en el colegio. Aunque no dedicaba excesivo tiempo a resolver problemas, la comprensión de los procesos matemáticos le resultaba extraordinariamente sencilla. Francisco destaca con humildad: «con una sola explicación conseguía superar todos los exámenes e, incluso, obtener una beca». Su habilidad matemática, combinada con su éxito en el deporte, revela la versatilidad y el potencial excepcional de este talentoso individuo.
En un momento clave, cuando consideraba retirarse para centrarse en sus estudios universitarios, Ruperto Guauña lo persuadió para participar en un campeonato nacional. Esta decisión llevó a Francisco a convertirse en campeón nacional y a recibir apoyo del Instituto de Deportes del Valle.
A lo largo de su carrera, Balanta ha valorado el apoyo de figuras clave como Yuri Alvear y Luz Adiela Álvarez, a quienes consideraba referentes y modelos a seguir. Su actual entrenador, Noriyuki Hayakawa, ha contribuido significativamente a su formación en el judo.
Francisco Balanta, un personaje destacado en su comunidad, ha sido reconocido tanto por sus logros deportivos actuales como por su pasado emprendedor. Antes de ganarse la admiración del barrio a través de sus gestas deportivas, era conocido por ser el joven que recorría de puerta en puerta, ofreciendo diversas actividades en busca de dinero. Sin embargo, su carrera deportiva enfrentó un desafío significativo que marcó un punto de inflexión. Durante un difícil periodo de recuperación, tras una lesión, Francisco experimentó dificultades para volver a su forma óptima. La falta de terapias adecuadas durante la rehabilitación afectó la movilidad y otros aspectos fundamentales para la defensa en su amado deporte. A pesar de este revés, la resiliencia de Francisco lo impulsó a superar obstáculos y a continuar dejando huella.
La vida de Francisco Balanta ha estado marcada por el desafío constante de superar las expectativas y las presiones de ser atleta de alto rendimiento. Enfrentó uno de los momentos más difíciles, al cambiar de categoría de peso, a pesar de las opiniones que afirmaban su destreza en los 90 kilos. Sin embargo, Francisco descubrió que en una categoría más pesada se sentía más ágil, fuerte y hábil que sus adversarios. En los combates, se dio cuenta de que, a pesar de que sus oponentes podían ser físicamente más fuertes, su destreza y velocidad lo destacaban. Con un entrenamiento intensivo, no solo fortaleció su cuerpo, sino que también potenció sus habilidades. Un ejemplo elocuente de su determinación fue evidente en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en los cuales se enfrentó a un oponente cubano claramente más fuerte. A través de su habilidad, velocidad y resistencia, Francisco fundió la fortaleza de su rival y se llevó a casa la medalla de oro, para demostrar que la verdadera fuerza reside en la destreza y la perseverancia.

Ahora se encamina hacia la clasificación para los Juegos Olímpicos de París 2024, y su resurgimiento es notable. Tras un periodo de pausa, ha regresado con una energía renovada y un compromiso inquebrantable. Siente una afinidad especial con la categoría en la que compite actualmente, experimentando una sensación de fortaleza que lo impulsa. Con optimismo está convencido de que alcanzará su meta, para confirmar, no solo su habilidad atlética, sino también su firme creencia en el logro de objetivos ambiciosos. Su camino hacia los Juegos Olímpicos refleja no solo el regreso triunfal de un atleta dedicado, sino también la convicción arraigada en su capacidad para alcanzar metas más elevadas.
En el año 2023, marcado por su participación en eventos clave del ciclo olímpico y campeonatos mundiales, lo llevaron a conquistar logros en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en San Salvador, así como en los Juegos Panamericanos celebrados en Santiago de Chile.
En los Juegos Centroamericanos, Francisco se colgó la medalla de oro en la categoría de -100 kilogramos. Su destacada actuación culminó con una victoria en la final sobre el cubano, Liester Cardona. Además contribuyó al éxito del equipo mixto al llevarse a casa la medalla de bronce.
La travesía en los Juegos Panamericanos, en Santiago de Chile, fue igualmente destacada. A pesar de enfrentar desafíos en los cuartos de final, contra Kayo Santos, de Brasil, Francisco demostró su habilidad al ganar el repechaje y derrotar a Leonardo Goncalves, también de Brasil, asegurando así la medalla de bronce en la categoría individual. En el equipo mixto, nuevamente se destacó al repetir la hazaña y obtener otra medalla de bronce.
El cierre triunfal de su año deportivo tuvo lugar en los Juegos Deportivos Nacionales Eje Cafetero 2023, en los cuales representó al departamento del Valle. En esta competición, Francisco demostró su dominio en la categoría de -100 kilogramos al ganar la medalla de oro. Además, contribuyó al éxito del equipo mixto, asegurando así otra medalla de oro para su colección.
Además de sus logros deportivos, Francisco Balanta aspira a expandir el judo en Colombia, compartir su conocimiento y convertirse en entrenador. Su sueño incluye estudiar en Europa, aprender nuevos idiomas y llegar a dirigir un equipo nacional de judo. Francisco Balanta personifica la perseverancia, la pasión y el espíritu necesarios para triunfar en el deporte y en la vida. Su historia es un testimonio inspirador de cómo el amor por una disciplina, el apoyo familiar y la determinación pueden superar cualquier desafío.