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Revista Olímpica

Opinión. ¿Se equivoca Sebastián Coe?

Por Baltazar Medina

Ex Presidente del Comité Olímpico Colombiano, Presidente de la ODEBO y miembro de la Academia Olímpica Colombiana.

El convulsionado mundo del deporte se vio sorprendido recientemente por el anuncio del presidente de la World Athletics, Sebastián Coe, de empezar en París 2024, a premiar las medallas de oro obtenidas por los competidores, en todas las pruebas del atletismo, con un atractivo premio de cincuenta mil dólares, como una forma de reconocer a los verdaderos artistas de la gran carpa del atletismo, como espectáculo central de las competencias de los Juegos Olímpicos. Además, no satisfecho con lo anterior, anunció que para Los Ángeles 2028, los medallistas de plata y bronce también recibirán su premio en efectivo

Hacer alarde de tanto poder económico, en el contexto de un deporte que se queja de lo contrario, por las carencias que sabemos afectan la gestión de la gran mayoría de las organizaciones deportivas, puede resultar ostentoso, odioso y discriminatorio, pues no existiendo la posibilidad de que las otras federaciones internacionales sigan el “buen ejemplo” del Lord Coe estaríamos llevando el deporte a la odiosa “diferenciación de clases”, en contra de los ideales del Barón Pierre de Coubertin, de promover unos Juegos Olímpicos en igualdad de condiciones para todos

Es innegable que cada quien tiene derecho a hacer con su plata lo que a bien tenga, pero considero que los Juegos Olímpicos no son el espacio ideal para hacer alarde de prácticas diferenciadoras, que más que buenas prácticas pueden parecer decisiones oportunistas, sabiendo que estamos en un período pre electoral, para decidir quién será el nuevo presidente del Comité Olímpico Internacional, a partir del próximo año, aspiración que no ha ocultado Sebastián Coe.

Entregar premios en dinero en los Juegos Olímpicos, no solo constituye una ofensa a los ideales del Movimiento Olímpico, sino que choca con el espíritu olímpico y con la misma Carta Olímpica, que enfatiza que en los Juegos Olímpicos, el único premio que reciben los atletas es la medalla, tradición que data desde 1904, cuando fue sustituida la corona de laurel, como único reconocimiento a los ganadores, por las medallas de los tres metales que  hoy conocemos

La pregunta sería si los Juegos Olímpicos son el espacio apropiado para darle cabida a la generosidad de la World Atlhetics, y mi respuesta es NO, por respeto a la tradición olímpica; por el desequilibrio económico que existe entre las distintas federaciones internacionales de cada deporte, lo cual no permite pensar, ni siquiera remotamente, en la posibilidad de que esto se adopte como política general, y por los riesgos que traería para el futuro de los Juegos Olímpicos, la concentración del interés por la práctica del deporte, solo en función de los premios en dinero. El atletismo es, si se quiere, el deporte que más eventos internacionales realiza cada año, y cualquiera de éstos podría ser el espacio ideal para hacer la redistribución de la riqueza de la World Atlhetics, como de hecho ya se viene haciendo en algunos de esos eventos

Yo acepto que para muchos esta pueda ser una idea revolucionaria, reformadora de un  formato conservador del olimpismo, que aún defiende y protege el COI, a pesar de los esfuerzos, muchos fallidos, a mi juicio, del actual presidente del COI, de darle una nueva dinámica al Movimiento Olímpico, a partir de las agendas 2020 y 2020+5, cuyos beneficios y correctivos están por verse. No podemos perder de vista, que todo cambio dentro del Movimiento Olímpico, tiene que ser muy estudiado,  muy debatido y muy justificado, pues no solamente se estaría tratando  de romper tradiciones de muchos años, que soportan la función educativa y formativa del deporte, sino porque el interés superior siempre deberá ser la protección del deporte de todas las amenazas externas que tienden a desnaturalizarlo y colocarlo al servicio de otros intereses, distintos a la función social que debe cumplir.